Cuerpo tomado
Texto publicado en el fanzine que recoge las memorias del Trabajo-te de ser mamá
Museo de la ciudad
Mayo 2022
https://bit.ly/trabajotedesermama
Por Glenda Rosero Andrade
Ser madre es una condición que se nos mete por el cuerpo, nos vaciamos de nuestro propio yo y lo llenamos de otros. Conversar de esto no es fácil, pero es dignificante verbalizar las ideas que se mantienen silentes en la cabeza. A la maternidad ya le dimos nuestro cuerpo; sólo nos queda la voz.
Precisamente, con la voz como puño, nos reunimos a dialogar sobre maternidades en el Museo de la Ciudad. Platicamos sobre el amor, la crianza y, sobre todo, de la voluntad: ¿Es que a las madres no nos queda más que amar sin esperar nada a cambio? Parece que nos han/hemos convencido que el trabajo materno se valida en el silencio, se recompensa con sonrisas a puerta cerrada, con aplausos en una sala a media luz. El sábado 21 de mayo nos sentamos a discutir con nuestros cuerpos llenos de maternidad, copados de discursos históricos sobre nuestra labor, resignificados por otras voces, pero intentando hablar más alto para conversar por encima de ellas. Abrimos la caja de pandora, nos cuestionamos a nosotras mismas, reconociendo lo ajeno, lo impuesto, lo obligado, lo reglado. En esta labor, cuánta falta hace preguntarse dónde comienza y dónde termina la voluntad; debatirnos nos hace libres. Es preciso dudarnos y desbaratarnos porque urge construirnos en libertad e imponernos individuas.
Las dudas sobre los discursos impuestos en la maternidad no deben ser más los diálogos de esquina, de encuentros fortuitos, de llamada telefónica o de taza de café. Las dudas deben desfeminizarse, saltar a los espacios públicos, a los museos, a los encuentros en la academia: politizarnos para comprender el significado de nuestros cuerpos conquistados y recobrarnos. Nuestra meta es hablarlo todas hasta que el propio cuerpo logre escuchar y que no quede ni un espacio libre de nuestra duda. Estamos aún a medio camino.